¿Qué ha resuelto las cumbres climáticas desde su origen?

Han transcurrido veintiocho años de la primera conferencia anual sobre el cambio climático. En un inicio, se le conocía como La Conferencia Anual sobre el Clima y fue celebrada en Berlín en 1995.

Desde ese tiempo a la fecha, la humanidad podría identificarse dentro de un escenario cercano al de un juego de futbol. En ese partido, nuestro rival -el cambio climático- por desgracia, nos aventaja por un amplio marcador. La realidad no dice: perdemos el partido por goleada.

La evidencia científica es contundente. El año 2023 es ya, oficialmente, el año más caluroso de la historia. La variación de la temperatura ambiente del planeta registro un aumento de 2° Celsius en el promedio anual.

Pero más allá de abordar nuestras obvias responsabilidades como humanidad, surge una clara pregunta ¿qué ha resuelto las cumbres climáticas desde su origen? ¿sirven de algo?

1.5 grados y diferentes puntos de vista

Con una gran cobertura mediática, la COP28 celebrada en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, por primera vez reunió a miles de participantes procedentes de los países no participantes. En está lista se encontraron los primeros grupos indígenas del Amazonas, los representantes de las islas del Sur Pacífico, así como las delegaciones de Uganda, Zambia y Pakistán.

Realizado del 30 de noviembre hasta 12 diciembre, la COP28 estaba enmarcada como la conferencia clave para la revisión y evaluación del programa del trabajo, firmado ocho años atrás.

Desde el acuerdo de París [2015], se inició una ronda de negociaciones y compromisos adquiridos por todas las naciones participantes con el objetivo de reducir gradualmente las emisiones de CO2 causantes del aumento de la temperatura planetaria.

La sensación de emergencia, incluía la eliminación gradual de los combustibles fósiles en las siguientes décadas y, de esta manera, alcanzar la meta de emisiones cero para el año 2050.

Sin embargo, para no comprometer el modelo económico vigente, a sabiendas de los riesgos ambientales futuros, se plantearon ambiciosas hipótesis. La sustitución de la infraestructura actual basada en energías de combustibles fósiles, pretende un cambio hacia las energías renovables como la mayor apuesta desde la cumbre celebrada en la ciudad luz, ahora reafirmada en Dubái. “Hemos sentado las bases para lograr un cambio histórico”, afirmó el Sultan Al Jaber presidente de la COP28.

No obstante, los acuerdos firmados por la comunidad internacional pudieran pecar de optimismo. Después de casi una década, el crecimiento económico, tal y como lo conocemos, no ha sufrido ningún tipo de transformación profunda. Disociar la producción energética de la económica, no ha permitido mejoras en los objetivos planteados.

El modelo económico que impera, en gran medida, entró en contradicción con los planes de París. Un golpe de realidad que demuestra cómo las naciones líderes no pretenden renunciar al nivel de desarrollo, riqueza y vida moderna gracias al petróleo. Por lo tanto, limitar el calentamiento de la tierra estpa directamente ligado a la voluntad de los países más poderosos y quienes son los mayores generadores de emisiones.

La evaluación desde la COP de París, tampoco planteó un escenario cronológico de carácter global con los eventos acontecidos en los últimos años; la crisis de salud planetaria a consecuencia del Covid-19; los conflictos bélicos entre Rusia y Ucrania; los atascos maritimos de las cadenas de suministro y por ende, la inflación económica. Una clara enseñanza que demuestra como, a raíz de los problemas globales, los objetivos medio ambientales por el planeta se ralentizan.

Hoy cada país tiene sus propias dificultades. Construir eficiencia en el sistema energético del planeta y potenciar las tecnologías renovables siempre se ha calificado con buenos ojos, pero más alla de los acuerdos, vulnera a los países pobres que no cuentan con el financiamiento adecuado, la capacidad de desarrollo y tecnología aplicada. Así mismo, las naciones que basan su economía en producción de petróleo, buscan matices que los lleve a la recuperación económica.

Muy al contrario, en ocho años desde lo acordado en Francia, se intensificó las dinámicas de consumo y producción en diversos ejes geográficos y mercados -Norte Global- con el desarrollo de naciones vinculantes a las cadenas logísticas y suministro. La producción energética, basada en combustibles fósiles, el gas de esquisto y la intensa industria aérea, tuvieron un auge desde el 2021.

“El fracaso de las COP’s se puede medir en términos de desigualdad social. Son ricos -naciones- quienes emiten más CO2 y más consumen carbono. Son pobres quienes menos lo hacen. En esta desigualdad social y sustancial en el mundo de hoy, es la causa por la cuál ha fracasado los objetivos del Acuerdo de París 2015”, acusó el presidente de Colombia, Gustavo Petro.


Intervención del Presidente de Colombia Gustavo Petro en la COP28 de Dubái.

Las lecciones aprendidas reafirman que no basta la publicidad y la utopía. Los gobiernos del mundo están muy lejos de cumplir con la agenda marcada por las COP’s y los criterios para alcanzar los objetivos que logren acotar el cambio climático y las emisiones de carbono.

El acuerdo de París intento tocar muchas cosas que en teoría no se llevaron a la práctica. Por fortuna, la cumbre de Dubái sirve para la reconfiguración de los criterios y reafirmar los objetivos a pesar de los obstáculos. Ya veremos entonces, si las cumbres son acciones auténticas o si solo son un intento para lavar la cara.

Paula Campos
Cofundadora y Articulista de Pulse Coder. Enfocada en tópicos sobre el medio ambiente, bienestar y políticas ambientales.

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