Previo a la celebración del proceso electoral más grande de la historia de México, los ciudadanos del país seremos testigos de una intensa campaña mediática que poseerá elementos jamás vistos por la sociedad.
Derivado de los hábitos de consumo e hiper-digitalización, la ciudanía será puesta a prueba con el bombardeo mediático el cual usara todos medios disponibles para influir el pensamiento. Prueba de ello es el uso de la IA para generar, editar, modificar conversaciones y/o animar videos cortos, con la intención de incidir en las audiencias.
Las redes sociales se volverán un campo de batalla para la opinión y las percepciones públicas. Las plataformas en las que se llevarán a cabo estas conversaciones serán polarizadas y menos conectadas entre sí. Y esto, contradictoriamente a lo que se piensa, significa el proceso de compactación y reducción a escala del usuario humano.
Las plataformas sociales que utilizan la fragmentación -una tendencia desde 2015- lo hacen por razones de eficiencia minimizando costes y maximizando ganancias. Están enfocadas para ayudar a encontrar comunidades específicas, canalizando grupos de distintas ideologías a su nicho con el cuál se identifican.
Según el portal “Wired”, todo indica que en el presente año 2024 las redes sociales se volverán más pequeñas para el usuario humano. Por supuesto, su influencia no lo es. Esta razón puede entenderse debido a que alrededor de 70 países donde se gobierna a casi el 49% de la población mundial, celebrarán elecciones presidenciales en un contexto único en el mundo. Por ende, las plataformas serán instrumentos de guerra psicológica y política, con el uso de bots y sistemas automatizados operados desde centros de información y laboratorios de pensamiento.
Y de esta forma, los grandes grupos económicos quienes trabajan bajo el manto del anonimato, las emplearán (la ley del más fuerte) para normalizar contenidos cada vez más oscuros y polarizantes. Fragmentando aún más la esfera pública, lo que significa que las elecciones del 2024 pueden ser incluso más conflictivas que las que hemos visto hasta ahora en nuestra era de las redes sociales.
Una patente que se usa en ingenierización social, con el propósito de conseguir algún fin, sin tomar en cuenta el desánimo y la polarización que produce en la población. La intoxicación como último recurso, es la última bala para interiorizar la mentira, el rompase en caso de emergencia, que provoca más división y más violencia.
La Unesco define a la sociedad de la información víctima de sus propias rutinas digitales. El acceso a la información nunca ha sido mejor, pero más allá de las ventajas, existe la paradoja de experimentar la mayor desinformación de la historia de la humanidad y el desgaste provocado por el bombardeó de ingentes volúmenes de noticias y contenidos en redes sociales.
Para consulta:
Los chatbots de ultraderecha de esta red social fueron entrenados para negar el Holocausto | WIRED