Autora: Mercedes Boullosa

Virgine Despentes en su libro Teoría King Kong, cita a Camile Paglia, una controvertida feminista americana que plantea – la violación como un riesgo propio de ser mujer-.

Esto, detona en Despentes un universo donde las mujeres asumimos con entereza correr este riesgo, pues se refiere a dicha postulación como “una libertad increíble de desdramatización”. No es que estemos buscando ser violadas, pero, sí salir y vivir la vida que queremos implica correr ese y otros tantos riesgos, estaremos dispuestas a asumirlo, sin atribuirnos dificultades por serlo ni lamentarnos por ello.

Hoy, siendo 8 de marzo de 2025, a varios años de distancia de haberse publicado Teoría King Kong de Despentes (2006), no puedo sentirme más identificada y deseosa de querer compartir la inquietud por salir de casa y correr los riesgos necesarios para cumplir nuestros deseos, antojos y sueños.

Habíamos salido de casa, porque en casa de papá y mamá no pasaba nada interesante. Habíamos corrido el riesgo, habíamos pagado el precio y más que sentir vergüenza por estar vivas podíamos decidir levantarnos y recuperarnos lo mejor posible.

La lectura de Despentes, la afirmación de Paglia y el título de este artículo, no son más que provocaciones para detonar la reflexión en torno al tema que hoy nos toca reivindicar, visualizar y conmemorar, es decir, el Día Internacional de la Mujer.

Esta provocación que Teoría King Kong ha detonado en mí, me ha llevado a pensar que, si, en efecto, tengo ese derecho de tomar los riesgos necesarios para lograr lo que considero importante en la vida. Pues haciendo remembranza, sin quererlo, me he encontrado en situaciones que a todas luces parecerían riesgosas: estar en carretera sin señal, en bicicleta por barrios que desconozco, caminando en la madrugada con cosas pesadas sin nadie que sepa de mi o que me espere en casa para saber cómo estoy, si llegué bien o si me ha pasado algo.

No es una postura de victimismo o de sufrimiento y conmiseraciones, es más bien, imaginarme como Paglia nos sugiere:

Como guerrilleras, no tanto responsable personalmente de algo que nos habíamos buscado, sino víctimas ordinarias de algo que podíamos esperar cuando se es mujer […] Ya no se trataba de negar, ni de morir, se trataba de vivir con

Ante los riesgos inminentes de una sociedad injusta para todos (hombres y mujeres) no podría esperar que, si algo me pasara en estas situaciones de “riesgo” en las que yo misma me coloco, se pueda encontrar una manera de reparar daños. No quisiera pues, que nadie imprimiera tiempo, energía, paz y sesos en algo que en esencia empieza desde mis decisiones en el cotidiano. Y aunque veo admirable, honroso y muy necesaria la lucha que realizan todas las personas que les atraviesa esta búsqueda de justicia, yo desearía que ante un posible suceso de riesgo irreparable en mi persona, la vida pueda seguir existiendo, los que me aman puedan seguir amando, construyendo y edificando. Que no derrochen su voz en exigir a oídos sordos algo que nunca volverá a ser como fue. Seguiremos buscando paz como condición inherente a ser mujer, al igual que el riesgo de ser violada.

El presente no es más que una reflexión puesta en palabras chuecas, desordenadas y urgentes para enlazar pensamientos sobre Despentes, Paglia, y mi día a día. Esto, es algo que sin duda alguna, nos deseo como festejo de Día Internacional de la Mujer: mucha lectura, reflexión y escritura urgente.  

Para cerrar, quisiera recordar que es un trabajo mutuo, vivir con plenitud y en sociedad debe ser un trabajo conjunto de quienes se reconozcan humanos, ya sea en la etiqueta de hombres, mujeres o el término que más prefieran y para ello, no hay mejores palabras que las de Mary Wollstonecraft:

Hacedlas libres y pronto se volverán sabias y virtuosas, a la vez que los hombres lo serán más. Pues la mejora debe ser mutua, o la injusticia a la que una mitad de la raza humana está obligada a someterse se volverá contra sus opresores.

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