Alexa Moreno

Cuando sea más grande quiero ser doctora
abogada, arquitecta, astronauta o pintora,
quizá futbolista, tal vez escritora
y todo lo que imagina una niña soñadora
BaNdula (2007)

Cerraron los juegos olímpicos y con ello un sinfín de momentos para recordar, entre polémicas, momentos graciosos, tristes e impresionantes.

Como saben, no soy experta en ningún deporte, sin embargo, no puedo dejar de admirar el esfuerzo que realizan cada uno de las y los deportistas que logran llegar cada cuatro años a este magno evento.

Y aunque fueron muchos los sucesos que podemos destacar en estos 17 días de competencia olímpica, hubo una imagen irradiante -como le llamaría la maestra Conchi León- que quedó impregnada en mi memoria y que sabía no iba a poder sacar de mi mente hasta que escribiera algo sobre ello. Así que aquí estoy, una vez más. Gracias por acompañarme en esta emisión.

Alexa Citlali Moreno Medina originaria de Baja California Mexicali, festejó sus 30 años este 8 de agosto en los juegos olímpicos París 2024. ¡Vaya forma de festejo!

La mexicana egresó de la UVM en la carrera de arquitectura en el 2021. En noviembre 2022 publicó su libro Alexa Moreno Singular y Extraordinaria, donde nos permite conocer un poco más a la persona que constituye la figura de la gran gimnasta que el resto del mundo conocemos. Además, recientemente la empresa Mattel anunció el lanzamiento de una muñeca con su imagen. 

Y es que para llegar hasta este momento hay que dimensionar que la gimnasta entrenó desde los 3 años siempre impulsada por sus padres. Enamorada del deporte, hizo sacrificios en el día a día para continuar con sus entrenamientos; sacrificios en tiempo, mente y acción; exigiéndose cada vez más en el desarrollo de su profesión, demostrando que la voluntad de desear hacer algo es mas fuerte que cualquier impedimento.

Y es que, uno no podría conocer bien a bien el nivel de sacrificio que se realiza cuando se tiene un objetivo tan claro. De entrada, el solo tener la capacidad de soñar con algo que muy pocos logran, ya me parece una gran hazaña. De ahí la cita inicial, pues que una niña de 3 años se acercase al deporte con sus padres apoyandola, es ya un motivo de festejo.

Como dije al principio, no soy experta en el deporte, sin embargo, su desempeño en los Juegos Olímpicos París 2024 me impresionó. Lo que llamó mi atención en realidad, no fueron sus grandes hazañas en el salto de caballo, barras asimétricas o ejercicio de suelo. Su desempeño en la viga de equilibrio fue lo que se quedó en mi memoria.



Mirarla sonriendo tras la caída en la viga de solo 10 cm de ancho me detonó un mar de pensamientos, ¿cómo siendo una persona tan autoexigente aprendes a hacerle frente a las caídas? Y más aún, ¿cómo aprendes a sonreír cuando éstas llegan en lo que pareciera ser la cúspide de tu carrera?

A la par, me dio paz verla sonreír tras esa caída, al pensar que con el tiempo uno aprende a saborear esos momentos y no auto recriminarse, pues hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos, y mi comentario esta lejos de querer promover una perspectiva mediocre o conformista, sino que más bien busca la satisfacción en el camino que construimos día con día, no solo en lo que imaginamos que es la cúspide, sino en los pequeños esfuerzos, en los triunfos del cotidiano.

Habrá quienes el solo levantarse de la cama, ver la luz del día y no sentir angustia por lo que pasará hoy, ya les representa un triunfo. Al haber pasado por ahí, por esos momentos nublados, donde parece no haber salida, una buena amiga me dijo: todos los días hay pequeños triunfos y pequeños fracasos. Y aunque no todos los días libramos las mismas batallas, cada día es una oportunidad para hacerle frente a la vida, sentir el dolor del fracaso y las mieles del triunfo.

No todos los días nos preparamos para cruzar el Atlántico y exponernos para obtener nuevas experiencias. No todos los días hacemos la maleta pensando en lanzarnos al vacío, a lo nuevo, a lo desconocido. Esos actos de valentía definen nuestra identidad. Nos llenan de fortaleza y ensanchan nuestros músculos para seguir caminando en la vida.

De quienes tienen el arrojo de buscar sus sueños ante los sacrificios y esfuerzos que conlleven el cumplimiento de los mismos, hay que aprender, valorar y apoyar, de ser posible.

De Alexa, conocí la posibilidad de sonreírle a la caída. En esta posibilidad se encuentra el ser más benevolentes, amorosos y corteses con nosotros mismos.

Verla sonreír me da la esperanza de que con el tiempo uno aprende cosas, madura y eventualmente se sigue soñando…


georgina.escobar
Actriz, maga, entusiasta de la gestión cultural y las artes circenses. Es integrante del grupo teatral independiente La Mula Roja

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