El cierre de las escuelas han puesto al descubierto lo lejos que tenemos que llegar para ofrecer una buena educación digital. No podemos fallarle a la próxima generación.
Por Adam Tinworth
Una crisis educativa está aconteciendo. Solo se tiene que echar un vistazo al caos del Reino Unido en torno a los resultados de los exámenes para constatarlo. Tal vez ésto no debería ser una sorpresa. En muchos países, los niños ya han estado fuera de la escuela durante el período más largo en un siglo. Esto significa un gran impacto.
Esta disrupción sin precedentes, es algo que ha estado evolucionando lentamente durante siglos, hoy significa una crisis. La educación, ya sea en la escuela o en la universidad, se basa en gran medida, en reunir a grupos de personas en un solo lugar. Luego les proporciona información y habilidades en grupo. De repente, eso se ha disipado. Ahora los niños han terminado aprendiendo en grupos familiares atomizados.
De hecho, acabamos de realizar un experimento no planificado para una completa generación de niños, y cuando más pronto reconozcamos que eso es lo que hemos hecho, más podremos aprender del proceso. Con suerte, podremos minimizar el daño y maximizar los beneficios para los niños en cuestión.
Brechas digitales en educación
Quizás, la deficiencia más obvia ha sido el acceso a los equipos digitales y la experiencia en línea. Hay algunas brechas digitales que deben analizarse. La primera, es la que surge de la desigualdad referente a los ingresos. No todos los hogares tienen acceso a un dispositivo digital lo suficientemente grande como para facilitar la educación desde casa.
Si bien las cifras varían de un país a otro, estos datos son ilustrativos:
Entre el 20% de los hogares estadounidenses que ganan un promedio de US $ 25.000 o menos al año, el 63% de los alumnos no tienen acceso a una computadora e Internet. En comparación al 100%, de todos los estudiantes de las familias acomodadas, aquellos cuyos padres ganan $ 150,000 al año o más.
La brecha de habilidades digitales
La segunda brecha digital se atribuye a las hablidades. No todos los profesores tienen los conocimientos, confianza y la formación para impartir el aprendizaje de forma digital. También, no hubo el tiempo requerido para capacitarlos en dichas herramientas. Así, incluso si sus hijos tienen todos los dispositivos y el ancho de banda necesario, si los maestros no están a la altura, no se aprenderá mucho.
Tal como algunas empresas, hoy en día se encuentran en mejores condiciones por la transición del trabajo, al trabajo en línea en casa, eventualmente, lo estarán las escuelas por todo el globo. Esto significa que el proceso de digitalización todavía está sucediendo con demasiada lentitud hacia muchas escuelas. La dinámica fundamental de la escuela no ha cambiado mucho en décadas, incluso cuando el mundo de la información se ha transformado más allá de todo reconocimiento.
Por lo tanto, los maestros de los países menos desarrollados, se han quedado atrás tratando de replicar un proceso basado en la presencia, en lugar de basarse en la oferta combinada, entre presencia física y conexión digital.
Por otro lado, la impartición de clases y conferencias en línea, no funciona sin antes medir los niveles e indicadores sobre la atención de las personas. Ésta habilidad en los alumnos, es el indicador mejor valorado para que el aprendizaje en línea sea eficiente:
Un estudio encontró que los estudiantes tienden a dejar de ver videos de conferencias después de seis minutos, independientemente de la duración general del video. Por el contrario, la investigación sugiere qué, durante las conferencias en persona, el desafío es la disminución breve de la atención, y la primera ocurre después de 10 a 18 minutos.
Preparar un material concreto, es la clave
Irónicamente, la educación primaria es probablemente la más adecuada para adaptarse a ésta situación, mucho más que la educación superior. Aquellos quienes trabajan con los menores de 10 años, saben que es difícil mantener su atención durante largos períodos. Es por eso qué, ahora, las dinámicas para el aprendizaje ya se diseñan en torno a ráfagas de información, para después, abordar actividades con acciones creativas.
Esto es algo que el resto del mundo, en de la educación podría aprender.
Entonces, una vez más, nos enfrentamos a una elección. ¿Volvemos al sistema educativo que teníamos en tiempos previos a la pandemia o nos adaptamos a una nueva normalidad? Mientras más oleadas de la pandemia se ciernen sobre el horizonte, los niños más pequeños son los que tienen más probabilidades de oponerse a que las cosas vuelvan a ser como antes. Al igual que los trabajadores de la información, han descubierto que pueden hacer su trabajo perfectamente sin tener que desplazarse, muchos niños de primaria han explorado una nueva forma de aprender. Les sorprende y les gusta.
Aprendizaje digital autoguiado
A mi hija mayor, una niña de 8 años, simplemente le encantaron las lecciones de la Oak Academy del Reino Unido, una “escuela” en línea financiada por el gobierno. Ella podía auto-guiarse a través de las lecciones en su iPad y en algún momento hizo campaña para invitar a más niños de su edad. Este sentido de autonomía, no es algo que muchos niños pequeños hayan experimentado, salvo en el juego. ¿Podemos facilitar más?
Ciertamente, algunas personas creen que sí. Como dijo Charles Thornburgh, un veterano director ejecutivo de tecnología de la educación, a Business Insider:
El concepto de un “aula invertida” en la que los estudiantes navegan por sí mismos el contenido de aprendizaje, primero consumiendo el contenido por su cuenta y luego haciendo preguntas. Sería un paso hacia un aprendizaje más independiente en el aula que permite a los estudiantes aprender al ritmo que mejor les funcione.
Tiene sentido observar lo que ha funcionado durante el confinamiento y los cierres forzosos de las escuelas, para tratar de traer los mejores ejemplos a la aula. ¿Ya hemos reinventado la educación para la era digital y de la información? – Absolutamente No. Todavía estamos trabajando en un sistema modificado de un modelo escolar construido para la era industrial.
La educación no es solo enseñanza
Una dura realidad es, como muchos de nosotros descubrimos, que la escuela también es cuidado de niños. Muchos padres luchan por mantener sus trabajos y al mismo tiempo actúan como tutores no calificados y no remunerados de sus hijos. A nivel social, un futuro que implique una mayor enseñanza a distancia deberá tenerlo en cuenta. Y si hay futuras oleadas de COVID-19, y necesitamos confinarnos nuevamente, debemos pensar que las escuelas no eran sólo el lugar de enseñanza, sino también un lugar seguro y de recreación social para nuestros hijos.
Es hora de cambiar la forma en que educamos a las personas. Francamente, el no incorporar más planes digitales en el plan de estudios es una vergüenza en la década de 2020. Después de todo, habríamos juzgado duramente a las generaciones anteriores por no incluir cosas como, por ejemplo, libros de mercado masivo e incluso videos en el plan de estudios. (Durante mi tiempo en la escuela primaria, allá por la década de 1970, llevar el televisor grande al salón de clases fue un momento de celebración …).
Para muchos países, la prioridad es a echar andar sus sistemas educativos, en el un escenario donde el precio para los niños no sea demasiado alto. Todos deberíamos analizar cómo podemos aprovechar la era digital para construir un sistema educativo lo suficientemente robusto para manejar una pandemia y lo suficientemente eficaz como para preparar a nuestros jóvenes para la vida en el siglo XXI.
Fuente: theconversation.com