Por Martin Bianchi
Asumir la economía circular como una respuesta moderna, eficaz y posible de llevar a la práctica en nuestra vida cotidiana nos exige, como sociedad, tener la apertura y la capacidad para tender puentes integradores entre todos los actores de una cadena interactiva y multidisciplinaria.
Cada uno de los eslabones, imprescindibles en la creación de valor social y económico, debe ser parte de la solución, entre otras razones porque como habitantes del planeta debemos no sólo entender, comprender y asumir el diagnóstico, sino también ser capaces de encontrar las respuestas eficaces, eficientes y sustentables frente a las demandas planteadas para cuidar a nuestro medioambiente.
Como compañía líder en ciencia de los materiales, Dow fabrica la materia prima que conforma la mayoría de los envases que tocamos y consumimos a diario. Muchos de esos productos son de plástico. Este material es suficientemente valioso como para que hagamos todo lo posible a fin de evitar que termine su vida útil como un residuo.
El desafío es lograr que el plástico sea reutilizado o reciclado y por eso es crítico que se promueva la economía circular. Esto no sólo es posible de hacer en gran escala, sino – además- necesario. Nosotros, como parte de una industria que genera empleo y valor, estamos comprometidos con ser parte de la solución.
No estamos solos. Por un lado las grandes empresas líderes en los segmentos de alimentos, cosméticos y productos de higiene y limpieza se comprometieron en la cumbre de Davos de 2018 a usar empaques sustentables, numerosas ONGs agrupan a recicladores urbanos dando un marco formal a la actividad y en educación es imprescindible seguir trabajando en la concientización de consumidores finales quienes pueden acompañar con su actitud individual tomando decisiones racionales al momento de comprar un producto y separando los empaques en forma conveniente una vez utilizados.
Sin dudas, resulta fundamental el aporte de políticas públicas efectivas impulsadas a través de construcciones público-privadas que se ajusten a la realidad del país y su contexto. De esta forma se podrá seguir alimentando el círculo virtuoso de la economía circular mediante el incentivo del reciclado, recuperación y reutilización de los plásticos, imprimiéndole a estas iniciativas una visión -sustentable y de largo plazo- a través de la promulgación de leyes y normas que garanticen el empleo y la actividad industrial, de la mano de la minimización del impacto medio ambiental.
A modo de ejemplo de trabajo colaborativo, en 2019 Dow desarrolló un proyecto con asfalto modificado, el cual incorpora plástico post consumo y un copolímero llamado Elvaloy® en el Estado de Guanajuato en México. Con este proyecto, se eliminó del medio ambiente el equivalente aproximado a 500.000 empaques flexibles de polietileno; es decir, se reutilizaron cerca de 2 toneladas de plástico a lo largo de 4 km de carretera con asfalto modificado.
Esta nueva tecnología de asfaltos modificados no sólo ofrece una posible solución al manejo de residuos plásticos, sino que también permite construir carreteras con mayor resistencia a la deformación, a la fractura y con más durabilidad de la mezcla asfáltica, comparada con carreteras de asfalto convencional.
Por otra parte, firmamos un acuerdo con la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) para trabajar conjuntamente en la elaboración de una resina a partir de material post consumo.
Estas iniciativas se alinean tras nuestros objetivos de sustentabilidad para eliminar el plástico del medioambiente: recolectar, reutilizar y/o reciclar 1 millón de toneladas cúbicas de plástico del medioambiente a través de acciones directas y asociaciones para 2030 y que el 100% de nuestros productos comercializados para empaques sean reutilizables o reciclables hacia 2035.
Nuestro compromiso con la creación de una sólida cadena de economía circular se verá plasmado tanto de forma independiente y a través de alianzas estratégicas y el camino para lograrlo ya se empezó a recorrer.
Fuente: cronista.com