Cuando internet inicio el camino a convertirse en la herramienta más importante para los ciudadanos del mundo, a finales de los años noventa, había una clara distinción entre la vida real y la vida en la web.
La vida real se definía como la disposición de nuestro tiempo en el no uso de internet. Más de 25 años después, esta distinción se tornó ingenua, e incluso, salida de órbita.
Podría decirse qué ambas vidas -real y digital- se han fusionado a tal grado que han alcanzado múltiples realidades en el proceso.
Internet, como tecnología de actividad social y económica, logró extender su dominio por cada rincón del planeta y posiblemente, aún no logre la mitad de su recorrido.
Capa por capa, la tecnología digital despliega nuevas ofertas a nuestras vidas. La inteligencia artificial crea mundos completamente nuevos, entre posibilidades y también ciertos riesgos. La realidad aumentada (AR), la realidad virtual (VR), la realidad mixta (MR) o la realidad cruzada (XR) muestran, solo con sus nombres, que hay más de una realidad en camino a consolidarse.
Sin enfoques éticos y regulatorios, las empresas tecnológicas toman la experiencia humana y la convierten en materia prima. La pueden comprar, vender y colocar, generando el más rentable y exitoso modelo de negocio.
La creación de valor se mueve de lo analógico a lo digital
Cada vez más el mundo digital define, controla y gobierna el mundo analógico.
La soberanía de datos es un tema abordado en el libro capitalismo de vigilancia de la profesora Shoshana Zuboff, describe como las compañías Google y Facebook, han rediseñado la economía y la sociedad para su propio beneficio, pervirtiendo el capitalismo de tal forma que socava la libertad personal, monopoliza el negocio y corroe la democracia.
“La teoría de sistemas define a la comunicación como el proceso básico de las estructuras sociales. Y, si la comunicación es selectiva, la información lo es más”, comenta Zuboff.
“Han cerrado de una manera efectivamente el círculo del control del comportamiento. Nuestro comportamiento humano se convierte en datos que se procesan en información, luego se manipula y retroalimenta el circuito al igual que un dieta para el consumo cíclico. El objetivo es controlar nuestros hábitos y conductas cada vez que usamos sus plataformas”.
Las tecnologías de la información han codificado nuestro mundo. Esta codificación, facilita los modelos para segregación y, hasta cierto punto, parte de la desintegración de la sociedad actual.
El libro Information Rules, publicado en 2002 por los economistas Hal Varian y Carl Shapiro, hablaban sobre de la libertad de la tecnología para el cambio continuo y acelerado, en contraste a las leyes económicas que permanecen fijas sin libertad de cambio.
“Si el mercado de valores global se conserva fiel a sus conceptos, entonces, la creación de valor acelerado se moverá de lo analógico a lo digital en los próximos 30 años”.
La unión europea estima que el valor del mercado de datos, será de 829,000 millones de euros para 2025.
Un nuevo contrato social para la era digital
La economista en innovación y experta en políticas digitales, Francesca Bria, afirma que el mundo se encuentra en una nueva dinámica acelerada de cambio estructural. “Ahora atravesamos un periodo de crisis continua: inflación, guerra, crisis climática y un alto precio de la energía. Todo ello sucede al mismo tiempo, bajo los pasos de un proceso de digitalización global”.
La fundadora del proyecto DECODE, también menciona la importancia de los datos como la materia prima de la economía digital: “Es un activo valioso, pero todo depende de como se les canalice y su sentido de uso. Para la digitalización, las oportunidades quizá seguirán siendo relativamente altas, pero los ángulos serán más focalizados hacia la sostenibilidad social y la sustentabilidad medio ambiental”.
Francesca Bria sugiere el uso ético de los datos como nuestra mejor arma en el sentido de reelaborar nuestros sistemas sociales, urbanos y medio ambientales, de tal forma que garanticen mayor preparación a las crisis que pudieran agudizarse por el ritmo de los acontecimientos de la actual década.
“El mundo digital sigue sus propias reglas. Sin embargo, se alimenta del mundo analógico. Los datos son la materia prima y la información, incluso, puede definir la realidad. Las variables, eventos y las señales físicas continúan siendo una inagotable fuente en el mundo exterior. La portabilidad y la interoperabilidad, serán dos campos amplios que abren enormes posibilidades para fuentes de trabajo. Una aspiración clave del uso de datos para la planificación urbana, es transformar nuestras sociedades a través de la planificación basada en la evidencia”
Aún falta mucho por definir acerca de los enfoques regulatorios para la era digital que eviten la creación de monopolios pero que al mismo tiempo, se fortalezca la innovación, así como la creación de métodos completamente nuevos, especialmente en lo que respecta a la soberanía de datos.
“Un enfoque formidable es el uso de la IA, algoritmos, blockchain, IoT y los datos abiertos, todo ello lograría la comprensión dinámica de las ciudades y alcanzar la soberanía de datos, basado en conocimiento”.
Necesitaremos al menos expertos y pensadores profundos en estudios éticos, economía, sociología, ciencias políticas y estudios de políticas digitales, así como líderes y constructores, en gobiernos e industrias para ser parte de la conversación.
“Todo esto parece obvio, pero no lo es. Todavía no sabemos usar adecuadamente toda esta fuente de datos, la manera de dirigirlos con un sentido propositivo. Darle el carácter de justicia a los ciudadanos y a todos aquellos emprendedores que conformarán el sector privado”.
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