Las vulnerabilidades en el servicio de internet, cada vez más perjudiciales para la sociedad.

Imagina que es un lunes por la mañana, te preparas para ir al trabajo (el mundo se encuentra en la nueva normalidad), es primera quincena de mes y necesitas tu depósito, ya que tienes cuentas por pagar: renta, tarjetas y servicios, principalmente. Por más que intentas, no logras acceder a la banca digital para confirmar el ingreso del dinero, decides consultar más tarde. Tus problemas no acaban ahí, pues requieres un informe de gran importancia para tu trabajo y te lo mandaron por correo, al cual tampoco puedes acceder para hacer la descarga. Ni el internet de tu casa ni la red de banda ancha funcionan, ya te comunicaste con el servicio a clientes sin lograr nada más que perder tiempo. Le preguntaste al vecino y en todo el edificio están igual. Con la esperanza de que solo sea un problema aislado de la conexión, te diriges a la oficina confiando que allá no habrá problemas para ingresar a la red. Para tu mala suerte el problema es general, hay una caída de internet que afectó a una gran región y tomará tiempo solucionarlo. Para algunos esto quizá pudiera generar solo una molestia temporal, pero para ti significa una gran pérdida de tiempo, por el retraso en la entrega de tu trabajo, y de dinero, pues esta es la fecha límite de pago de tus líneas de crédito y ahora se cargarán comisiones extra a tus deudas (ir a la sucursal no es opción porque durante la pandemia se aceleró la transición casi total de los servicios bancarios y atención al cliente al esquema en línea).

Un día de pesadilla…

 ¡Tu semana no empezó bien!  Para Ana, tu compañera de trabajo, la situación no es mejor.  En el área donde ella trabaja el software que utilizan depende de la nube y no se puede utilizar. Además, ella tenía que transferir dinero a sus hijos, quienes estudian en otra ciudad, y se ve impedida porque el sistema de transferencias y las bancas digitales están fuera de servicio. En el trabajo, tú y Ana no tienen quien les dé alternativas, sus superiores están en el turno rotativo de homeworking y hasta el momento no se han podido comunicar. Don Genaro, el señor que se dedica a cuidar los vehículos del estacionamiento, tampoco la está pasando bien: su pensión aún no se ve reflejada en la app de su smartphone porque no hay sistema, además, necesita hacer trámites referentes a su salud y, como ya se estandarizó la modalidad de atención online, no podrá avanzar hasta que solucionen el problema. Y así, conforme lo comentas con la gente de tu entorno cotidiano, descubres que esta situación afecta a todos más de lo pensado. De esa manera dimensionas la gran dependencia que hemos desarrollado hacia la conectividad.

En la empresa donde laboras, así como la mayoría de las PyMES y grandes negocios que ahora dependen tanto del e-commerce como del sistema de pagos electrónico y de las múltiples TICs, quedarán paralizados durante este “apagón”, lo cual se traduce en pérdidas económicas considerables además de un caos en la dinámica de la vida cotidiana, pues durante y después de la pandemia, los pagos con tarjeta, código QR y transferencias electrónicas desplazaron el dinero físico. Entonces, mientras dure la caída del internet no habrá forma de hacer transacciones. Solo te queda esperar a que este mal sueño termine.  

Tal vez el escenario narrado te parezca exagerado, sin embargo, es un ejemplo de los estragos que una potencial caída o falla en el servicio de internet causarían en la cotidianidad de una población hiperconectada. Ahora, por el confinamiento, muchas actividades importantes se vieron forzadas a adaptarse y llevarse a cabo de manera virtual, por lo tanto, resulta vital el poder contar con un servicio totalmente confiable.

Como antecedente inmediato, el evento más reciente de una caída del servicio que afectó una región considerable del territorio mexicano se suscitó el 27 de julio de este año, cuando tres de las principales empresas proveedoras de internet tuvieron una falla general en su servicio, A pesar de haberse presentado la caída durante la madrugada, el problema duró horas y las líneas de atención al cliente colapsaron. Millones de personas se vieron afectadas en varias zonas metropolitanas. 

Mapa: región afectada por la reciente caída (Recuperado de Fing Internet Alert. twitter: @outagedetect)

Este suceso no es el único en tiempos recientes, por lo menos del año pasado a la fecha varias situaciones similares afectaron igualmente las actividades de ciudades enteras del país. Desde fallas en servicios específicos como redes sociales hasta caídas como las ocurridas en 2019 en la red bancaria tanto en sucursales como digital a nivel nacional, por citar algunos. Si bien estos casos específicos pudieron ser problemas internos de los servidores de cada compañía (bancos y redes sociales), los inconvenientes resultantes nos dan la base para proyectar lo perjudicial que resultaría una caída general de todo el internet a escala país. En términos de dinero hablamos de cifras millonarias, ya no digamos de las transacciones internas. Extrapolado a las esferas geofinancieras en un país que sí o sí debe estar integrado a la comunidad de mercados globales, una incomunicación de 12 horas en un mundo que nunca descansa conllevaría perdidas por el orden de miles de millones. Incluso significar un factor categórico en la depreciación de la moneda.

Y como no todo es about the money, debemos además considerar la gravedad de una potencial falla en otros sectores de gran importancia en la vida moderna: sistemas de seguridad, plataformas educativas y de evaluación, gobierno electrónico, agencias informativas, sistemas de monitoreo, de alertas; meteorológicos, de bases de datos; software basado en la nube, TICs y dispositivos smarthome o de IoT (internet de las cosas), por mencionar algunos.

Hace 15 años internet era sinónimo de chatear por msn messenger y compartir cadenas en el e-mail, hoy en día tan solo con el smartphone puedes manejar cuentas bancarias, gestionar tu negocio, monitorear tu casa, obtener y compartir la información que necesites en cualquier momento. Una caída de internet en ese entonces solo era una noticia más, hoy es un asunto crítico.

Factores determinantes y de riesgo

Las causas de fallas en el servicio dependen de diferentes circunstancias, las principales son: sobresaturación del tráfico web, interrupciones en la conexión con los datacenters, calidad deficiente de los proveedores de servicio, ciberataques, ataques físicos a las vías de comunicación y eventos naturales que dañan la infraestructura de conectividad. En cuanto a la velocidad promedio de internet, México ocupa el puesto 64 de 174 (speedtest.net).  El mayor porcentaje del tráfico de datos que entra y sale del territorio depende de los 5 cables submarinos de fibra óptica que nos conectan con el mundo. Si un evento natural o de otra índole seccionara uno de estos cables, causaría mucho daño en la conectividad de grandes regiones del país. Otro factor compete a los centros de datos.

Mapa (captura): 5 cables submarinos nos conectan con el mundo, a Cancún llegan 4 (Recuperado de www.submarinecablemap.com)

En comparación con otros países, México no tiene una gran oferta de datacenters, fundamentales para que los servicios web tengan una óptima disponibilidad 24/7. Aunque regionalmente somos un mercado de consumo digital importante, cualquier evento que implique una súbita demanda de datos pone en jaque un servicio, como sucedió en 2019 con el portal HBO y el stream de la última temporada de GoT, o conYoutube, plataforma que este año, debido al incremento de usuarios simultáneos durante la cuarentena, se vio forzado a bajar la resolución de los videos para no colapsar. La llegada de la red 5G será una dura prueba para los servidores existentes y dejará en claro la urgencia de fortalecer este sector en el país. Los ciberataques ocurren con mayor frecuencia y dejan fuera de servicio sitios importantes.  Tan solo este año fueron recurrentes los ataques a sitios bancarios y de gobierno, entre ellos destacan los atribuidos recientemente al grupo Anonymous.

El gobierno (esta administración o la que le suceda) debe concientizar sobre el reto que tenemos en cuanto a lograr fiabilidad en el servicio. También necesita empezar a trabajar las legislaciones y acciones a fin de garantizar que al menos las actividades internas del país no sean afectadas por sucesos externos, pues en una sociedad cada vez más digitalizada e hiperconectada sería negligente seguir depositando nuestra confianza (referente a conectividad) en intereses y voluntades extranjeras, en su mayoría. Y en cuanto a ciberseguridad, el gobierno precisa plantearse la necesidad de agencias especializadas a la altura de las circunstancias modernas, además, actualizar el código penal para castigar el ciberdelito de manera justa y de manera proporcional al daño real causado.

Fuentes:

REPORTAN FALLA DE SERVICIO DE IZZI, AXTEL Y TOTAL PLAY EN TODO EN MÉXICO

Speedtest Global Index

HBO GO colapsó minutos antes del estreno de la última temporada de “Game of Thrones”

YouTube redujo la resolución predeterminada a 480p en todo el mundo

Anonymous hackea el portal de Condusef y amaga con derribar el sitio web de Banxico

Articulo relacionado:

Internet post pandemia y los nuevos retos de la hiperconectividad en México

Albert Landa
Cofundador y COO en Pulse Coder. Escribe sobre tecnología y sociedad.

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