Sin la función de los árboles como difusores naturales, se intensificará el cambio de patrones de precipitación y temperatura
La última esperanza de reproducir un bosque se queda en ideas digitalizadas y, aunque se han salvado semillas, los monocultivos y los transgénicos han destruido la capacidad del suelo para producir otra cosa.
Ahora todas son mega ciudades incapaces de controlar el movimiento vehicular, cada vez es más agresivo. Es risible transportarse en otro medio que no sean trenes subterráneos, los cuales bloquean el transporte de agua por mantos acuíferos, inhibiendo la posibilidad de enriquecer otros suelos. Aunque pudiera fluir subterráneamente, el desmedido uso del fracking ha inundado de químicos los pozos subterráneos, observándose manantiales tóxicos, donde todavía existen. Por su parte, los escurrimientos hídricos superficiales quedaron bloqueados por el encausamiento y la recolección desmesurada para el uso humano. Cada vez más se oyen ataques y muertes provocados por manadas de fauna urbana. La recolección de especies pasó de perreras a oseras, tigreras, etc., sin embargo, están llenos y no se dan abasto para el sacrificio. Esto provoca el descontento generalizado de la población y, en particular, de grupos ambientales activistas, que defienden pequeños escurrimientos con balas y cañones.
Te puede interesar: La profunidad de la invasión humana
Las mega ciudades crean grandes islas de calor y una inestabilidad atmosférica insistente: las que antes eran pequeñas perturbaciones locales, ahora facilitan el desarrollo de tormentas de multiceldas y superceldas, y de tornados y lluvias torrenciales. ¿El resultado? Inundaciones catastróficas debido a la respuesta tan rápida de los escurrimientos hídricos sobre las manchas urbanas. Las condiciones atmosféricas para la vida han cambiado: es fácil morir intoxicado por la concentración de gases contaminantes antes de llegar al promedio de vida, que se redujo de 70 a 45 años, pues los grandes sumideros de carbono, como los pantanos y los manglares, han desaparecido. Los pronósticos meteorológicos se enfocan más en la concentración de cierto contaminante. Ahora los tapabocas son de uso diario incluso dentro del hogar, excepto para cierta elite adinerada (0.02% de la población mundial), capaz de pagar purificadores de gases. Los mismos purificadores generan ondas electromagnéticas que conducen al cáncer prematuro, aún en recién nacidos bajo esas condiciones. Los asentamientos humanos en montañas no son la excepción. La captación de agua y el encausamiento a un punto sin infiltración produce reblandecimiento del sustrato, tras ello vienen los deslaves kilométricos, donde se afecta a miles de personas.
Por su parte, el adelgazamiento de la capa de ozono provoca que el bloqueador solar no sea suficiente para resistir los rayos del sol de manera directa, pues sin la función de un árbol como difusor natural se intensifica la cantidad de energía de entrada en la tierra, con su consecuente cambio de los patrones de precipitación y temperatura, volcándose errantes. Los sombreros, además de ser un artículo de lujo, son insuficientes: cinco minutos de exposición a los rayos del sol podría incluso generar quemaduras de segundo y tercer grado.
También te puede interesar: La crisis climática, un asunto que no nos importa a todos
Parece que las malas decisiones respecto al cambio de uso de suelo y la poca atención de las autoridades a los parques y reservas naturales han generado una atmósfera caótica que se ha rebelado contra la raza humana, pero ¿aún podemos elegir?