No hay mejor manera para la celebrar del día internacional de las ciudades, que hablar de Urbanized. Fue el 26 de octubre del 2011, cuando se estrenaba un documental repleto de alternativas, enfoques, análisis del espectro metrópolis y de las soluciones a la problemática de las urbes modernas.
Un grupo de arquitectos, urbanistas, ingenieros e ideólogos de todo el mundo, dan cuenta de múltiples perspectivas sobre la entelequia “Ciudad”. Desde Yakarta hasta Nueva York, pasando por un puñado de ciudades alrededor del mundo, este inapelable filme de 82 minutos de duración, cerraba la trilogía del diseño: Design Trilogy, iniciada por Helvetica [2007], y Objetified [2009].
Urbanized, a la postre, influyó en los profesionales de las áreas que concierne y en nuestras mentes.
Al inicio, fue Jane Jacobs

La ciudad es un sistema funcional creado por el hombre, con la misión de mejorar su calidad de vida y cohesión social, de manera continua.
Se puede leer una de tantas definiciones de la urbanista Jane Jacobs, artífice del concepto “Los ojos de mi ciudad”, que colocó a la observación, infravalorada por el grueso de los ciudadanos, como el mejor elemento para lograr un impacto favorable a nuestro alrededor.
Su novedoso enfoque tuvo un tardío éxito en el mundo, suscitado de pronto, por los graves problemas causados por un diseño urbano deficiente que generó una serie de grandes calamidades en las ciudades norteamericanas en las últimas décadas. No obstante, Jacobs ya lo advertía.
La activista, nunca acepto las tácticas de la industria inmobiliaria, la destrucción de los barrios populares y la desintegración causada a las redes entre residentes. Era una fiel rival de los invasivos modelos de gentrificación y de las mega-obras implementadas para el transporte. Ella creía que las malas decisiones de la industria de la construcción, mataba la habitabilidad, la calidad de vida, la armonía y el tejido social de las ciudades.
Para los años cincuenta, el modelo de diseño de ciudades del mundo occidental tenía la misión de incluir al automóvil en la cotidianidad. El mejor ejemplo de este modelo sucedió en Brasil. La ciudad modelo para la experimentación del automóvil, fue la naciente capital del país amazónico, Brasilia.
Desde un punto de vista aéreo, Brasilia es la ciudad mejor diseñada en todo el planeta. Amplia, extensa, con grandes vías de comunicación y pensada para la movilidad motora. Sin embargo, al pasó de las décadas, lo que se pensó como un gran diseño, comenzó a ser cuestionado.
Oscar Niemeyer, el arquitecto de trazado moderno, fue el diseñador de la nueva capital del país carioca, sin sospechar que en el futuro, el automóvil haría disfuncional una tarea básica y primordial para ser humano: caminar.
Jacobs, afirmaba: Si el hombre no camina, no se encuentra, no socializa, no construye lazos, se convierte en un ser aislado. Esto rompe con la inercia de la comunidad, de la integración social y por ende, de su felicidad.
El animal caminante
El ser humano es un animal caminante, lo hemos sido desde hace miles de años. Tenemos la capacidad de observar y aprender de nuestro entorno. Fuimos dotados con sensores orgánicos para captar señales a nuestro alrededor. Gracias a eso, desarrollamos supervivencia, aprendizaje, experiencia y conocimiento empírico.
“Los pies y la curiosidad, han contribuido a descifrar las complejidades del mundo. Con ellos, hemos avanzado desde hace miles de años”.
Siglos después, por nuestra capacidad social e integración en grupos, se lograron avances de organización significativos. Se definieron tribus, comunidades, sociedades, instituciones y leyes; se crearon escuelas y universidades, métodos y metodologías; el método científico logro sumar poder y complementar al conocimiento empírico. También, se disgrego la cronología del tiempo y los eventos.
De las problemáticas suscitadas que a la humanidad se le presentaron, la acción resolvió y transmuto a la superación. Y así como fue antes, siendo cada uno de nuestros antepasados un ente caminante receptor con antenas, hoy somos una fuente de transmisión y comunicación, con herramientas modernas.
La ciudad es de quién camina. Frente a nosotros, encapsulamos estas situaciones todos los días, hay errores que se deben mejorar y en esa acción, surgen las claves, el dato transformador que es la materia prima de la observación. En ese hábito, se obtiene el nivel de detalle de lo que se debe cambiar.

La simplicidad, el último nivel de sofisticación
Un sistema de sistemas, es la definición perfecta para una ciudad. En ellas, habitamos millones de personas en todo el mundo.
Desde el punto de vista económico, las ciudades tienen el potencial de producir sinergias y aumentar los rendimientos de escala, lo que las hace tremendamente eficientes, permitiendo a sus habitantes tener grandes oportunidades de desarrollo. La ciudad, es por definición, un sistema inteligente que tiene como objetivo mejorar la eficiencia económica y la calidad de vida de las personas que habitan en ella.
Los ciudadanos aspiran a vivir en lugares seguros, donde logren la prosperidad, permanecer y pertenecer en comunidad, por ende, se demandan puestos de trabajo, múltiples servicios, disponibilidad de agua potable, energía eléctrica, acceso a internet, recolección de basura, etc. Sin embargo, ese ideal de vida moderna viene acompañado de otros actores, donde la suma de todos, han hecho que el costo asumido sea muy grande.
Las urbes se han vuelto densamente pobladas, se han marcado las desigualdades y muchos de sus sistemas se han vuelto deficientes.
Por ahora es necesario rediseñar éste concepto. El fenómeno de crecimiento exponencial de la producción, el consumo y el crecimiento de la población mundial, en las últimas 4 décadas, ha generado una reacción obligada en el mundo.
Los habitantes de las ciudades, autoridades, diseñadores, innovadores y agentes de cambio, debemos plantear un futuro complejo lleno de retos por afrontar.
Referencias:
Jane Jacobs, The Death and Life of Great American Cities