Tras los comentarios realizados por Christine Lagarde en el Council of Foreign Relation’s el pasado 17 de abril en Nueva York, la inestabilidad del sistema financiero internacional parece próximo a un horizonte que puede significar la banca rota.
La información, además, se ha publicado en la página oficial del banco central europeo con el título “Central Banks in a fragmenting World”.
“En el tiempo posterior a la Guerra Fría, el mundo se benefició de un entorno geopolítico notablemente favorable. Bajo el liderazgo hegemónico de los Estados Unidos, florecieron las instituciones internacionales basadas en reglas y el comercio mundial se expandió. Esto condujo a una profundización de las cadenas de valor globales y, a medida que China se unió a la economía mundial, un aumento masivo en la oferta mundial de mano de obra”.
Con cierto pesar, y por más de medio milenio al periodo dominado por el dólar estadounidense, la ex titular del fondo monetario internacional parafraseó la novela The Sun Also Rises, del escritor estadounidense Ernest Hemingway.
La frase, que ha tomado notoriedad desde la crisis inmobiliaria del 2008, debe asociarse al un pasaje de la historia en donde se elabora una pregunta a un personaje llamado Mike: ¿Cómo fue que quebraste? (financieramente). De dos maneras, respondió; “Gradualmente, y luego de repente”.
“Estamos presenciando una fragmentación de la economía global en bloques que compiten entre sí, con cada bloque tratando de acercar a la mayor parte del resto del mundo a sus respectivos intereses estratégicos y valores compartidos. Y esta fragmentación bien puede unirse en torno a dos bloques liderados respectivamente por las dos economías más grandes del mundo”.
“Todo esto podría tener implicaciones de largo alcance en muchos ámbitos de la formulación de políticas. Y hoy, en mis observaciones, me gustaría explorar cuáles podrían ser las implicaciones para los bancos centrales”.
“En resumen, podríamos ver dos efectos profundos en el entorno de políticas para los bancos centrales: primero, podemos ver más inestabilidad a medida que disminuye la elasticidad de la oferta mundial; Y segundo, podríamos ver más multipolaridad a medida que las tensiones geopolíticas continúan aumentando”.
“Por lo tanto, tenemos que estar preparados para la nueva realidad que bien puede estar por delante. El momento de pensar en cómo responder a la geopolítica cambiante no es cuando la fragmentación está sobre nosotros, sino antes. Porque, si se me permite parafrasear a Ernest Hemingway, la fragmentación puede ocurrir de dos maneras: gradualmente, y luego repentinamente” concluyó.
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