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El 27 de febrero del 2020, un comunicado desde la Presidencia de la República anunciaba el primer caso de Covid-19 en territorio nacional. Luego de transcurrir dos semanas y media, el confinamiento se hizo oficial en todas las entidades federativas.
La organización mundial de la salud (OMS) instó a todos los países del planeta a elaborar un plan de confinamiento el cuál determinaba parar, temporalmente, la movilidad y las actividades presenciales para dar prioridad solo a las necesidades de primer orden.
El descenso de la activdad vehícular redijo las emisiones de CO2, dio un respiro a la calidad del aire y libró los grandes atascos de las más importantes ciudades de México y el mundo.
Superada la pandemia, los grandes problemas generados por el tráfico masivo volvieron a saturar las vialidades, pero en esta ocasión, con un mayor parque vehícular en circulación. Notoriamente, una repleción de autos invade las principales vialidades de las grandes y medias ciudades del país en las horas más críticas. Los indicadores muestran, además, una mayor incidencia de accidentes.
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Los traslados hacia los centros escolares y de trabajo han sido los escenarios más notorios del fenómeno Rush Hour. En promedio general, un mexicano o mexicana, que tenga necesidad de traslarse pasa entre 48 a 52 días al año circulando en el tráfico.
Pero más alla del problema diario que causa la saturacción de vehículos, poco se habla de las dinámicas de consumo que han originado un incremento considerable del parque vehícular.
El medio jaliscience informador.mx, de la área metropolitana de Guadalajara, elaboró un estudio sobre el incremento de las unidades vendidas durante y después de la pandemia. Los datos fueron corrobarados por las principales agencias de autos de la ciudad e INEGI. Tales indicadores arrojaron que, debido a la paralización de las actividades económicas, se tuvo un periodo de bajo consumo permitiendo la capacidad de ahorro de los ciudadanos que, posterior a la pandemia, se tradujo en la adquisición de vehículos motorizados.
En la más reciente revisión anual, INEGI documentó que entre el año 2020 y 2021 el aumento del parque vehícular fue de 3.6% anual. Una tendencia acorde al incremento de automóviles en las calles, desde el año 2000 hasta el 2021, y que está en el orden de un 340.6% a nivel nacional.
Tráfico en Xalapa
El índice de tráfico -herramienta estadística- no abarca cientos de situaciones que están directamente relacionado al incremento de la conducción o el tiempo que se usa el automóvil particular. Por lo tanto, es necesario crear un modelo que contemple situaciones descriptivas, tales como calles ocupadas por vehículos mal estacionados, manifestaciones en áreas céntricas, ponderaciones y atascos por accidentes, largas filas de autos por desincrinización de semáforos, vialidades obstruídas por reparaciones o invasión de comerciantes en aceras, etc.
Los vacíos de información se suman a la nula monitorización, interacción y decisiones humanas, así como la falta de educación vial y civismo.
Al observar cada vez más el incremento en tiempo y en el número de autos, cabe recordar que circulan sobre vialidades integradas a sistemas citadinos con cierto gradp de deterioro y deficiencias. Algo muy particular mucho antes de la pandemia.
Xalapa es una ciudad media que produce 63,440 kg de CO2 al año, como resultado de sus desplazamientos al trabajo, escuela y transporte comercial. Para contrarrestar esta emisión de carbono se necesitaría aproximadamente 29.14 árboles por cada conductor, y producir el oxigeno que permita regular la calidad del aire.
¿Esta fracasada política urbana se puede corregir?
Los vehículos registrados en Veracruz hasta el año 2021 fue de 2,170,143 unidades, siendo la séptima entidad federativa con más autos en circulación.
La suma e interacción de diferentes factores a la vez, además de la lógica de crecimiento de los vectores, los sistemas viales y la circulación de los autos, se convierten en sistemas complejos que demandan nuevos enfoques que logren superar los modelos deficientes y obsoletos.
Si está tendencia continúa, las ciudades deben prepararse e implementar nuevos planes para la sincronicidad del tráfico, además de eficientar esquemas que permitan la movilidad de los ciudadanos sin aumentar la carga de tiempo ni generar impactos negativos al medio ambiente.
Para consulta:
INEGI/ Censo de trasnportes y comunicaciones
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