Con la agenda centrada en los conflictos bélicos y otros eventos mundiales como las elecciones planetarias, efectivamente, estos temas acaparan toda la atención de los medios de comunicación y del público en general, dejando en segundo plano otras crisis igualmente urgentes, como la crisis medioambiental.
Sin embargo, es crucial recordar que el cambio climático y la degradación del medio ambiente siguen siendo algunos de los desafíos más apremiantes que enfrenta la humanidad en la actualidad, y su impacto es cada vez más evidente y devastador.
Pero más alla de la complejidad en términos climáticos y medioambientales que están a la vista de todas las naciones, es importante mantener la calma, detener la “eco-ansiedad” o al menos, tener un amplitud de escucha sobre aquellos de quienes podemos aprender su punto de vista y sus perspectivas de cara al futuro.
El pasado 11 de abril se estreno “El gran debate sobre el cambio climático” en el canal del YouTube de Jordi Wild. Luego de dos semanas de publicarse el video, hoy alcanza los 1.1 millones de reproducciones y se ha convertido en un material de controversia y discusiones desde su lanzamiento.
Al decir verdad, este material lleva -a quien lo consuma- a tener un punto de vista ecuanime, dejar de lado las posturas maniqueas y tratar de impulsar, sin ego e intereses, el ingenio e inventiva de la sociedad actual de cara un futuro problemático.
El romanticismo verde nos envuelve en la bandera y nos convence de lo importante que es mantener el tema medioambiental en el centro de la conversación global y tomar medidas concretas para abordar estos desafíos. Esto incluye adoptar políticas que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, promover prácticas sostenibles en la agricultura y la industria, proteger los ecosistemas naturales y fomentar la transición hacia fuentes de energía limpia y renovable.
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Pero la realidad también nos habla. Los fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes más intensos, sequías prolongadas y incendios forestales devastadores, continúan afectando a comunidades de todo el mundo. Además, la pérdida de biodiversidad, la deforestación y la contaminación siguen amenazando los ecosistemas naturales y la salud humana.
El acuerdo de Paris ¿utopía o distopía política?
Después de casi nueve años del acuerdo de París, y a pesar del cambio gradual de algunos patrones de consumo y acciones políticas que intentan disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero, las medidas no han logrado tener una avance real sobre el impacto que produce el cambio climático a nivel global.
El tratado climático que se llevó a cabo en el otoño del 2015 en la capital francesa, en la cronología de los hechos, y después de que 57 países se comprometieron a reducir sus emisiones por combustibles fósiles e iniciar un periodo de acciones a futuro para lograr la transición energética, queda en la memoria cuando el ex-presidente de los Estados Unidos, Donald Trump liberó a la nación americana de sus compromisos climáticos.
Así mismo, la destrucción de Nord Stream II en la primavera del 2022, significó uno de los puntales de mayor expulsión de gases carbónicos que el hombre generó sobre el planeta. Esta acción de sabotaje, recientemente hace un par de años atrás, nunca tuvo un responsable a pesar del daño infringido a la naturaleza marina y a la atmósfera, un mensaje para las demás naciones firmantes del acuerdo las cuáles recibieron los acontecimientos tal y como si se tratara de una contradicción e hipocresía por parte de la administración verde que impulsa Joe Biden, quién a partir de esta situación, comercializó el gas esquisto que se produce por fracking en el este de los Estados Unidos, y que hoy llega a todas las casas de la comunidad europea.
Agregemos a la ecuación del desastre, la peor catastrofe medioambiental producida por la industria petrolera en la historia del planeta, cuando el 20 de abril del 2010 la ruptura de un pozo hizo explotar la plataforma Deepwater Horizon, arrojando 800 millones de litros de crudo durante 87 días –datos de British Petroleum– sin considerar la liberación de los gases carbónicos hacia la atmósfera, el ecocidio marino y las pérdidas millonarias.
Y de esta manera, aún queda por considerar el desastre nuclear de Fukushima que produjo efectos sobre la costa oriental japonesa y sus respetivos efectos en la dinámicas de los patrones climáticos.
La clave entonces, es evaluar el éxito o fracaso del Acuerdo de París no solo desde una perspectiva académica sino geopolítica, que implica considerar varios factores y métricas relacionadas con el cambio climático y los desastres a gran escala que produce las contradicciones gubernamentales y las medidas que toma el mercado con respecto la hegemonia mundial.
Aquí hay algunos puntos a considerar:
1. Compromisos de reducción de emisiones
En teoría, el Acuerdo de París estableció objetivos para limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2 grados Celsius, idealmente 1.5 grados Celsius, en comparación con los niveles preindustriales, muchos países no han logrado compromisos lo suficientemente ambiciosos para lograr este objetivo.
Algunos análisis sugieren que, incluso si se cumplieran todos los compromisos actuales, aún nos dirigiríamos hacia un aumento de temperatura superior a 2 grados Celsius.
2. Cumplimiento de los compromisos
Incluso los países que han ratificado el Acuerdo de París y presentados planes para reducir sus emisiones no siempre cumplen con estos compromisos. Los informes periódicos de progreso muestran que, en muchos casos, las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando en lugar de disminuir, lo que indica una brecha significativa entre las palabras y las acciones.
3. Políticas nacionales y regionales
A pesar de la retirada de los Estados Unidos durante la administración de Trump, muchos países y regiones han continuado implementando políticas para reducir las emisiones y promover la transición hacia fuentes de energía renovable y sostenible. Sin embargo, la falta de coordinación y cohesión a nivel global puede limitar el impacto de estas acciones individuales.
4. Adaptación al cambio climático
Además de la mitigación de emisiones, el Acuerdo de París también enfatiza la importancia de la adaptación al cambio climático. Evaluar el éxito en esta área implica considerar cómo los países están preparándose para los impactos climáticos, como el aumento del nivel del mar, eventos climáticos extremos y cambios en los patrones de precipitación.
En resumen, si bien el Acuerdo de París representa un hito significativo en los esfuerzos internacionales para abordar el cambio climático, su éxito aún está muy en duda.
La falta de compromisos lo suficientemente ambiciosos, la brecha entre las promesas y las acciones, y la necesidad de una mayor cooperación internacional plantean desafíos importantes en el camino hacia un futuro más sostenible y resiliente al clima.
Para consulta:
14 años del desastre petrolero en el Golfo de México
ONU pide evitar toda especulación sobre el sabotaje en Nord Stream II