Cuando te encuentres atascado, recuerda que el bloqueo del escritor(a) no es un callejón sin salida, sino una señal en la que tal vez necesitas cambiar de enfoque.
Personalmente, comienzo diferenciando algunas palabras.
Más importante que el qué es cómo. Y la presente arenga no pretende copiar aquel maravilloso diálogo de la escena en Matrix [1999] donde Morfeo revela a Neo las consecuencias por decidir entre una píldora azul o una pildora roja.
Lo digo porque perdemos mucho tiempo en el Qué -y sus por menores- cuándo lo más importante, para salir de nuestro atolladero, es Cómo.
No podemos indagar en el Qué cuando ya estamos dentro del bache creativo. Lo más sincero es aceptar que nos encontramos sin claridad, sesera o creatividad para desarrollar nuestras ideas tal como queremos. Y eso está bien.
Ciertamente, la cosa se complica con el inflexible deadline, tan promovido en nuestros sectores educativo, empresarial e industrial; que incluso, escala a un fenómeno cultural.
Por eso es positivo pensar que, en la escritura, existen dos modos de lograr la meta siempre y cuando tengamos claro sí nos encontramos en una fase donde fluyen las ideas y, otra muy distinta, cuando estamos escasos de inventiva.
¿Productivo o perfeccionista?
Y del “todo sobre la marcha” culpo a nuestro sistema educativo. Sin embargo, te sorprenderías de todas las cosas que funcionan a nuestro alrededor a 5 minutos de entregar. Ahora, enfaticemos en un RESET.
Por ello invito a mis lectores a hacerse la siguiente reflexión: imagínate que ahora estás en tu oficina, estudio o escritorio. Observa si en este lugar puedes concentrarte; si existe saturación a tu alrededor o, contrariamente, te sientes bien por el espacio que hay rodeándote.
Nuestra mente funciona de manera similar. Los grandes volúmenes de información, con los cuales ahora andamos por el mundo, no son iguales a lo que era hace 5 o 10 años. Por lo tanto, es posible que tengas una enorme montaña de carpetas en tu escritorio como en tu cabeza. Y sabes que tienes la tarea de ir avanzando hasta que este volumen vaya descendiendo. Por ello es indispensable despejar tu mente y tu área de trabajo.
Con un panorama claro, el diálogo contigo mismo tendría que ser el siguiente: veo clara la ruta, debo ser productivo, debo avanzar; hoy lograré una meta.
En contraparte de los detalles que suelen ser necesarios en un proceso de inventiva, libertad y propuestas creativas, aquí podemos discriminar la información y realizar nuestro proceso de escritura para todas aquellas actividades que son, como bien sabemos los y las millenials, de talacha.
El segundo proceso de escritura se cuece a fuego lento. Por lo tanto, no podemos forzar el trabajo creativo. Muchas veces, este llegará de sorpresa.
Se recomienda dedicar un tiempo -10 a 30 minutos- a alguna actividad 180° fuera del proceso de escritura so pretexto de alcanzar la claridad e ideas. Te aseguro que éstas volverán.
Estrategia para salir del bache
Estás ahí mirando la pantalla en blanco, esperando que las palabras surjan y alinear las ideas en tu editor de texto.Tienes las guías, pero nada ocurre y comienzas a exasperar mirando el reloj y removiendote en tu reconfortante silla.
Pues bien, la estrategia que compartiré contigo no te hará ganar un Nobel de Literatura, pero al menos te sacará del bache.
Tiempo de Pay y Café
Sí, leíste bien. Esta técnica no la encontrarás en ningún libro de autoayuda. Pero aquí va: cuando estás atascado y no puedes escribir, haz un trato contigo mismo(a). Ve a comer ese delicioso postre -moderación- o servirte un café bien cargado, no sin antes haber escrito al menos dos párrafos. Suena simple, ¿verdad? Pero es increíble lo que el deseo de un buen bocado o bebida puede hacer por tu creatividad.
A tu regreso, volverás a conectar con las ideas. Pero cuidado, solo hazlo cuando realmente necesites llamar al portal de la imaginación y la creación.
Principio de las tres frases
A veces, la idea de escribir un artículo completo es tan intimidante como subir una montaña. Así que aquí va otro truco: no te preocupes por escribir todo de una vez. Solo escribe tres frases. Tres frases que podrían ser el inicio, el final, o incluso algo en medio.
El punto es que éstas tres frases suelen abrir las compuertas de la creatividad, y antes de que te des cuenta, estarás escribiendo como loco.
Técnica de la escritura desenfrenada
¿Recuerdas cuando eras niño(a) y pintabas fuera de las líneas solo porque podías? Pues aquí es lo mismo, pero con palabras. Escribe sin preocuparte por la gramática, la coherencia, o si lo que estás diciendo tiene algún sentido.
A veces, el simple acto de escribir sin restricciones desbloquea ideas que estaban atascadas en algún rincón de tu cerebro.
Bonus: Llámalo como es
Si todo lo demás falla, aquí tienes el consejo definitivo: simplemente, escribe sobre el hecho de que no puedes escribir. A veces, el mejor modo de enfrentar el problema es admitir que existe.
Quién sabe, podrías acabar creando un artículo hilarante sobre tu bloqueo, y con suerte, otros se sentirán identificados.