Margaritas es una obra de teatro escrita por Sarah Mendoza y la que suscribe el presente artículo. Una obra que busca llevar la reflexión hacia las injusticias laborales, a las prácticas ilegales dentro de un sistema muy asimilado y hacía cuán embriagadas pueden estar las humanidades de quienes ejercen las asimetrías del poder.
Trabajé para la Dirección de Actividades Artísticas en la Secretaría de Educación de Veracruz durante tres años, haciendo docencia, investigación y actuación. En 2023 preparamos un homenaje a Luisa Josefina Hernández con el montaje de la obra Los Duendes donde empecé interpretando el papel de Francina y poco a poco involucrándome en logística, producción, escenografía y otros rubros.
A tan solo 2 días antes del estreno la apatía en los puestos políticos y los movimientos administrativos, cancelaron abruptamente la obra Los Duendes, negando la continuidad del homenaje a LJH. Aunado a esto recibí mi carta de renuncia voluntaria redactada por el nuevo director. Lo cual detonó el cuestionamiento sobre la relevancia que tiene alinearse con los intereses de la institución vs los intereses de quien dirige la institución.
Más de 10 compañeros firmaron su renuncia voluntaria sin haberla redactado, una solicitud ilegal desde cualquier punto de vista. Las amenazas, la presión y el chantaje los llevaron a ceder ante esta petición. A mí, el coraje ante la injusticia de frenar un proyecto en el que se había invertido mucho tiempo, dinero y esfuerzo, me llevó a los tribunales, con una demanda que lleva 2 años en curso y aun no se ve para cuando termine. Mi coraje ante esta injusticia y el deseo de luchar, tampoco se ve para cuando termine.
A partir de este quiebre de la rutina cotidiana en mi vida tenía dos opciones, una buscar un nuevo empleo que me permitiera tener un sueldo estable a cambio de cierto número de horas para realizar actividades que contribuyeran a concretar los objetivos de la empresa o institución en la que me integrara. O, invertir mi tiempo y poco dinero en hacer proyectos propios.
Tras tomar la decisión de asumirme “desempleada”, me permití trabajar de tiempo completo en mis deseos, en todos aquellos pendientes que tenía con mi yo creativo y que eran imposibles de realizar desde la institución. Gracias al sostén de La Mula Roja, una compañía teatral que había nacido apenas unos meses antes de que me corrieran, fue que hemos logrado poner en pie iniciativas que satisfacen nuestras inquietudes.
¿Cuál sería entonces mi rutina ideal? No habría nadie que me pidiera investigar sobre un tema en particular o montar una obra para un público específico, tampoco tendría que subirlo a agenda, generar comisión con un mes de anticipación, ver si se alinea con el Plan Operativo Anual y si hay espacio para poder realizarlo, entre un largo etcétera… Ahora, podría hacer lo que yo deseara, como yo lo deseara, fuera de la burocracia y el papeleo, también fuera de la nómina y las prestaciones de ley.
Dejar de tener un líder que fuera mi proveedor de límites y bondades fue, en un sentido muy abrumador, pero en otro, muy emocionante. Darle todo mi tiempo y esfuerzo a poner en pie los proyectos que deseo ha sido muy retador, muy estimulante y también muy complicado. Lamentablemente, la perspectiva del futuro laboral para creadores no parece ser muy prometedor. Así que, ¿cuáles son las opciones para vivir como creador escénico? ¿Hay opciones para vivir como creador?
Sí, sí las hay. Gabriel Zaid, en su libro Dinero para la cultura, (2013) dice que hay 5 fuentes de financiamiento.
1. Sacrificio personal. (De alcances limitados y es injusto en cuanto el sacrificio es personal y el beneficio colectivo)
2. La familia. (Condicionante a los intereses y voluble a humores y relaciones)
3. Los mecenas. (Al capricho de quién destina el presupuesto)
4. El mercado. (Peligro para la calidad y se limita a la demanda)
5. El estado. (Peligro para la libertad, se mediatiza políticamente, se presta a la corrupción).
Todas pueden liberar o esclavizar y todas tienen consecuencias y repercusiones en la calidad de la obra.
Zaid, enuncia algunos ejemplos de personalidades cuyas obras artísticas trascendieron generaciones, rompieron esquemas dentro de sus disciplinas y atravesaron paradigmas correspondientes a su época y contexto histórico. Al leer sus nombres e historias me pregunté, ¿habrán tenido el deseo de desarrollarse como artistas en un contexto de dignificación laboral? ¿su obra habrá trascendido por que deseaban ser los mejores en tal o cual cosa?
Seguramente no. Lo que movilizó a estos artistas y creativos fue el deseo férreo de entender el mundo a través de su arte. Gabriel Zaid, lo describe como el sentido último de la cultura, es decir: la revelación, el asombro, las ganas o la furia de vivir, el amor al arte, la pasión de entender, la inspiración creadora, la plenitud personal y colectiva.
Creadores y artistas como Vincent van Gogh o Sor Juana Inés de la Cruz, vivieron una vida obstinados en sus respectivas obras, más no en la búsqueda de la dignidad laboral, el posicionamiento o los aplausos. Sin embargo, sus obras han trascendido generaciones y territorios. En ambos casos podemos ver la enorme desproporción entre lo que vale su obra y lo que les fue pagado por ello.
Ni antes, ni ahora, debemos creer en lo que los economistas recomiendan: dejar de hacer lo que NO deja por que NO LO VALE. Asumir que el mercado es perfecto en sus juicios de valor, puede ser un error y un problema importante para el arte y la cultura, donde es muy común encontrar algo que vale mucho y costó poco y aunque era poco, el mercado no lo pagó.
Si bien entiendo que, vivimos en un mundo capitalista donde es imposible liberarse de los gastos, ya no de deseos mundanos, sino de necesidades básicas, debería decir que mi invitación es para buscar un equilibrio entre hacer cosas que no nos gustan, para poder hacer lo que si nos gusta. Pero, no. Mi verdadera invitación es para aferrarnos a hacer que funcione lo que nosotros deseamos. A creer en lo que creemos. A ignorar la mercadotecnia, las relaciones públicas, lo que Zaid llama chifladuras colectivas, es decir, tendencias, a los precios del mercado. A deshacernos de la vanidad que genera el prestigio de la academia o la institución. A seguir a pesar de las consecuencias deprimentes y a pesar de cualquier fuente de financiamiento.

No concuerdo con la idea de producir únicamente lo que tiene mercado o patrocinio, pues corremos el riesgo de generar un arte y cultura conformista, que nace por encargo y no exprime lo más profundo del ser.
En ese sentido Margaritas, es una obra que nace desde la visera, desde el trabajo en equipo, desde el sostén de una compañía, desde la necedad, desde la fuerza de ocupar con dignidad el escenario.

El estreno se llevará a cabo este viernes 3 de octubre en el Teatro Guillermo Romo de Vivar ubicado en Av. Benito Juárez, Col. Centro, Pachuca de Soto Hidalgo. Boletos disponibles al 2283394272 o en la taquilla una hora antes del evento.














